LA VIDA es una tómbola LLENA de yogurt

El yogur, también conocido como yogurt, yogourt o yoghourt, es un producto lácteo obtenido mediante la fermentación bacteriana de la leche.
Si lo analizamos en profundidad, algo tan sencillo y facilón como un yogur se convierte en la piedra angular de nuestro estilo de vida. Es la Vida láctea.
[Para ilustrar esta historia utilizaré al "yogurt de fresa" como protagonista]


Yo, que ya tengo una edad, nací en la época del yogurt único, se llamaban "danones" y lo pedías al tendero así: "Manolo, dame 2 danones de fresa" que, según creo recordar, por no tener no tenían ni caducidad. 
Estos yogures, que venían en envases sobrados de plástico pobremente decorados para diferenciar los 4 o 5 sabores (lo cual bastaba para elegir). Contenían una papilla sanísima de composición desconocida (porque no había obligación de confesarla) coloreada con una gama desagradable de colores Pantone. 
Con el ocaso de los '70 llegaron los nubarrones a la vida láctea; una nueva era hippie amenazaba con peligrosas iniciativas de "autosuficiencia" como el invento de "las yogurteras", un electrodómestico/atracción circense que posibilitaba el que tú solito abastecieras de yogures a todo el vecindario. Pero "poco dura la alegría en casa del idiota", tras el intercambio de recetas y de intoxicaciones, la yogurtera cayó en el olvido y fue desterrada a los trasteros, donde malvive con amigos como la enceradora, el VHS y la freidora.


Con los '80 la rueda consumista comenzó a rodar inventando nuevas marcas e iniciativas. Sin duda la más destacable fue el "yogurt con trocitos".  Los fabricantes se volvieron locos y pusieron grumos en todos los yogures que caían en sus manos (aumentando el precio por la mejora).  En aquellos tiempos en el envase leíamos "yogurt de fresa con trocitos", lo que no decían es que todos eran trocitos de calabaza. Si, la calabaza fue revelada como la fruta-panacea, algo muy  barato que admite todo tipo de colorantes y saborizantes.


Así siguió el mundo trocitero hasta los '90. Con el tiempo se corrió la voz del engaño y la gente empezó a volver a la versión XP(el yogur líquido de toda la vida). 
Los fabricantes reaccionaron de una manera inteligentísima, lanzaron una novedad sin parangón: "Yogures con auténticos trozos de fresa" (vaya, ahora que me gustaba la calabaza). Y la ciudadanía animada por esta versión tan natural y verdadera volvió a llenar de grumos su existencia.


Durante la década del 2000 el marketing lo inundó todo y se inventó la especialización. Gracias a la Quimicefa nuestras neveras se poblaron con yogures mutantes llenitos de Omega3, Bífidus, Calcio, Lcasei inmunitas, yoyoba, vitaminas a gogó y todo lo necesario para que no comas más que yogur en tu vida. 
Pero aquí no se queda la especialización, Si los compuestos de descomponen también hay yogures para el tracto intestinal. Para los delgados "el griego",  espesorro y con muuucha grasa, y para los gordos "el 0%", sin materia grasa y creo que también sin alcohol.


Llego el 2011.
Ya no puedo más ¿quedará algo por inventar?. Bueno falta hacer yogur para los ricos "con oro" y para los pobres "sin nada", pero ¿ya está? 
¿Esto es todo lo que la vida me depara? 
¿Me he quedado sin final como con Perdidos?


NO. Este serial si tiene un final.
El culmen de lo macabro, lo que cierra definitivamente el círculo. 
Hace unas semanas tuve una revelación. Un anuncio me estremeció.
Novedad para el mundo y el universo conocido, el "nuevo yogur SIN TROCITOS"


¿Es que nos estamos volviendo locos? 
¿O es que los yogures atacan a la memoria?

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