La olla express no cocina igual que la cazuela
Hoy me noto con dedos rápidos y el cerebro tormentoso con una mezcla de evocación y reproche. Procederé entonces a la crítica de los recortes culturales y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, al recuerdo de la compañía de teatro Achiperre.
Introducción.
España no ha destacado por estar a la vanguardia en nada relacionado con lo cultural. Los eternos años de dictadura nos congelaron en el tiempo mientras el resto de Europa creaba y disfrutaba estilos avanzando inexorablemente. Cuando nos dejaron libres ya no sabíamos que no lo éramos, fue demasiado tarde.
Desarrollo.
Con la super-energía que da el renacimiento tras la muerte intentamos avanzar las casillas perdidas con mucha furia y demasiada prisa. En esta carrera contrarreloj esquivamos las obligaciones culturales de base y fabricamos bastantes lagunas, pero siempre avanzando, huyendo hacia delante sin ningún objetivo claro.
Pronto apareció un destino definido: Europa, el premio soñado. Ahora Europa, ese reino ansiado repleto de oro nos era regalado sin ninguna obligación, sólo había que firmar el documento "si eres de europa di que SI". Y tras un referéndum (de resultado previsible) cruzamos esa puerta con la ilusión y los nervios de un párvulo.
Durante años (menos de los deseados) nos sentimos unos seres humanos de primera división, empeñados en medirnos constantemente con países como Alemania, Inglaterra o Francia.
Pero "poco dura la alegría en la casa del pobre". Europa, en otra ación de misericordia, decidió incluir en el equipo a otros más necesitados que nosotros.
Fue en ese preciso momento cuando el sueño se convirtió en pesadilla. Nos dimos cuenta de sopetón de que habíamos sido víctimas de un timo, el de "los duros a cuatro pesetas". Las promesas hechas iban llenas de letra pequeña y los regalos resultaron ser de teletienda. Nos dieron dinero para invertir en proyectos de futuro y nosotros, que no teníamos saber, lo invertimos en presente, en fiestas, casas y coches.
No se si aprendimos la lección, me temo que no, porque ya nos rezaban los abuelos que cada cosa requiere su tiempo, que nunca la olla expres cocina igual que la cazuela.
Conclusión.
Hoy, en términos generales, estamos bastante lejos de ser un país del primer mundo.
Para optar a algo que no sea un premio de consolación, deberíamos hacer inversiones a largo plazo como apostar en educación, cultura e investigación. Así quizás dentro de tres o cuatro generaciones España podría ser un país sobresaliente por méritos propios.
Pero, las decisiones de nuestros dirigentes (que no dirigen nada) solo tienen en cuenta la "pela" y nos encaminan al "pan para hoy y hambre para mañana".
Han determinado que la investigación es muy cara, que la cultura es un lujo solo para el que pueda pagárselo y que la educación es un trámite obligatorio que sirve solo para mantener a la gente ocupada. La solución a todos los problemas pasa por multiplicar los impuestos (que nunca repercuten en nada de lo que nos rodea) despedazando las ilusiones de la gente. En este camino hacia ninguna parte se perderán los proyectos de algunos, las inversiones de muchos y los sueños de todos.
Pero, no todo está perdido. En el mundo cibernético, que se ha convertido en una biblitoeca viva universal, convivimos a diario con reflejos de una vida ya extinta. Millones de bytes en internet mantienen en la memoria colectiva los cientos de empresas y negocios han desaparecido en los últimos años.
Colofón.
Hoy he decido resucitar uno de esos sueños rotos para que vivan eternamente en la red; se hacían llamar Achiperre (seguro que os suenan).
Una compañía de teatro, un grupo de personas que durante 30 años nos mostró los caminos menos transitados a través de la fantasía, ilusión y creatividad. Parece que fue ayer y ya hace algo más de un año que Achiperre desapareció y que cada uno de sus componentes emprendió su propio camino.
Yo, que desde pequeño vi vuestros espectáculos, que crecí con vosotros, y que compartí vuestros últimos años, os llevaré dentro siempre. Os deseo suerte y felicidad a todos.
Y, ya que estamos, ilustraré esto con algunos de mis/vuestros carteles.
Introducción.
España no ha destacado por estar a la vanguardia en nada relacionado con lo cultural. Los eternos años de dictadura nos congelaron en el tiempo mientras el resto de Europa creaba y disfrutaba estilos avanzando inexorablemente. Cuando nos dejaron libres ya no sabíamos que no lo éramos, fue demasiado tarde.
Desarrollo.
Con la super-energía que da el renacimiento tras la muerte intentamos avanzar las casillas perdidas con mucha furia y demasiada prisa. En esta carrera contrarreloj esquivamos las obligaciones culturales de base y fabricamos bastantes lagunas, pero siempre avanzando, huyendo hacia delante sin ningún objetivo claro.
Pronto apareció un destino definido: Europa, el premio soñado. Ahora Europa, ese reino ansiado repleto de oro nos era regalado sin ninguna obligación, sólo había que firmar el documento "si eres de europa di que SI". Y tras un referéndum (de resultado previsible) cruzamos esa puerta con la ilusión y los nervios de un párvulo.
Durante años (menos de los deseados) nos sentimos unos seres humanos de primera división, empeñados en medirnos constantemente con países como Alemania, Inglaterra o Francia.
Pero "poco dura la alegría en la casa del pobre". Europa, en otra ación de misericordia, decidió incluir en el equipo a otros más necesitados que nosotros.
Fue en ese preciso momento cuando el sueño se convirtió en pesadilla. Nos dimos cuenta de sopetón de que habíamos sido víctimas de un timo, el de "los duros a cuatro pesetas". Las promesas hechas iban llenas de letra pequeña y los regalos resultaron ser de teletienda. Nos dieron dinero para invertir en proyectos de futuro y nosotros, que no teníamos saber, lo invertimos en presente, en fiestas, casas y coches.
No se si aprendimos la lección, me temo que no, porque ya nos rezaban los abuelos que cada cosa requiere su tiempo, que nunca la olla expres cocina igual que la cazuela.
Conclusión.
Hoy, en términos generales, estamos bastante lejos de ser un país del primer mundo.
Para optar a algo que no sea un premio de consolación, deberíamos hacer inversiones a largo plazo como apostar en educación, cultura e investigación. Así quizás dentro de tres o cuatro generaciones España podría ser un país sobresaliente por méritos propios.
Pero, las decisiones de nuestros dirigentes (que no dirigen nada) solo tienen en cuenta la "pela" y nos encaminan al "pan para hoy y hambre para mañana".
Han determinado que la investigación es muy cara, que la cultura es un lujo solo para el que pueda pagárselo y que la educación es un trámite obligatorio que sirve solo para mantener a la gente ocupada. La solución a todos los problemas pasa por multiplicar los impuestos (que nunca repercuten en nada de lo que nos rodea) despedazando las ilusiones de la gente. En este camino hacia ninguna parte se perderán los proyectos de algunos, las inversiones de muchos y los sueños de todos.
Pero, no todo está perdido. En el mundo cibernético, que se ha convertido en una biblitoeca viva universal, convivimos a diario con reflejos de una vida ya extinta. Millones de bytes en internet mantienen en la memoria colectiva los cientos de empresas y negocios han desaparecido en los últimos años.
Colofón.
Hoy he decido resucitar uno de esos sueños rotos para que vivan eternamente en la red; se hacían llamar Achiperre (seguro que os suenan).
Yo, que desde pequeño vi vuestros espectáculos, que crecí con vosotros, y que compartí vuestros últimos años, os llevaré dentro siempre. Os deseo suerte y felicidad a todos.
Y, ya que estamos, ilustraré esto con algunos de mis/vuestros carteles.
Bueno, pues ya está. Creo que me he excedido un poco, pero me he quedado fenomenal.
