Cuando los vaqueros empezaron a ser tejanos
La vida es como una caja de bombones decía la madre de Forrest Gump. Y esta posiblemente sea una comparación de lo más acertada para ilustrar el mundo de hoy en día, porque las cajas de bombones cada vez son más bonitas, más caras... y también más vacías. Yo, que guardo entre mis recuerdos cosas que vosotros no creeríais, podría describir con morriña las bomboneras de antaño... pero no lo haré. Sólo os contaré que era un viaje tan emocionante desvalijar esas cajas de seguridad, tan sobrias e inaccesibles, para descubrir los enigmas ocultos bajo el envoltorio metálico de un bombón. Ummmm que olor, que sabor, que texturas sorprendentes... que bálsamooooo... Vale. Ya está. Procederé a salir del éxtasis y viajar al presente.
Hoy, por supuesto, la cosa ha cambiado mucho. Sospecho que en realidad los bombones vienen encerrados porque son peligrosos y son recubiertos para proteger el secreto de sus dudosos ingredientes, ocultando de paso su tosco acabado. Pero, este fenómeno es sólo