nadie se responsabiliza de nada
Este mundo se está convirtiendo en una chorizada donde nadie se responsabiliza realmente de nada.
Claro que tampoco se puede esperar mucho de un país que ha tenido como lectura obligada para la infancia "El lazarillo de Tormes". Un librillo que te introduce al maravilloso mundo del pillaje y en el que, por supuesto, nadie se pone del lado del ciego.
Desde pequeños hemos aprendido a desarrollar resortes automáticos para evadir cualquier marrón. Así, ante cualquier imprevisto, todos miramos hacia otro lado, ponemos cara de tonto, respondemos "nidea" y rápidamente buscamos algún pardillo al que cargarle el mochuelo. ¡Ojo, que todo esto ocurre en segundos! Y así el marronazo recaerá sobre otro, otro que seguramente activará el mismo resorte que tú para que pase a un tercero, y de ahí a otro y a otro... entrando en un bucle infinito.
Todos hemos visto la nube que cubre las grandes ciudades y que llaman polución. Pues esa supuesta polución son las "moléculas marrones" pululando en busca de un pardillo hiper-responsable. Porque en esas ciudades donde se gobierna hay demasiadas decisiones a tomar por "mandos" o personas no cualificadas. Los errores son muchos y se miden en marrones por segundo.
Como decía un gran amigo: aquí nadie quiere tocar en la banda, todos quieren ser el director. Claro, porque manda mola.
Yo también quiero ser director. Alguien sin preparación, sin ética y sin escrúpulos.
Ese que siempre manda, un ser antojadizo con siervos atentos a sus órdenes.
El que atesora favores para intercambiar. El que se lleva a cada paso jugosos beneficios encubiertos.
Yo quiero director de lo que sea.
Y bañarme en crema "Nidea" para que todo me resbale.
Y que se me reconozcas y me envidies.
Quiero ser un mando y no tener nidea...
Puede que incluso me haga político.
Claro que tampoco se puede esperar mucho de un país que ha tenido como lectura obligada para la infancia "El lazarillo de Tormes". Un librillo que te introduce al maravilloso mundo del pillaje y en el que, por supuesto, nadie se pone del lado del ciego.
Desde pequeños hemos aprendido a desarrollar resortes automáticos para evadir cualquier marrón. Así, ante cualquier imprevisto, todos miramos hacia otro lado, ponemos cara de tonto, respondemos "nidea" y rápidamente buscamos algún pardillo al que cargarle el mochuelo. ¡Ojo, que todo esto ocurre en segundos! Y así el marronazo recaerá sobre otro, otro que seguramente activará el mismo resorte que tú para que pase a un tercero, y de ahí a otro y a otro... entrando en un bucle infinito.
Todos hemos visto la nube que cubre las grandes ciudades y que llaman polución. Pues esa supuesta polución son las "moléculas marrones" pululando en busca de un pardillo hiper-responsable. Porque en esas ciudades donde se gobierna hay demasiadas decisiones a tomar por "mandos" o personas no cualificadas. Los errores son muchos y se miden en marrones por segundo.
Yo también quiero ser director. Alguien sin preparación, sin ética y sin escrúpulos.
Ese que siempre manda, un ser antojadizo con siervos atentos a sus órdenes.
El que atesora favores para intercambiar. El que se lleva a cada paso jugosos beneficios encubiertos.
Yo quiero director de lo que sea.
Y bañarme en crema "Nidea" para que todo me resbale.
Y que se me reconozcas y me envidies.
Quiero ser un mando y no tener nidea...
Puede que incluso me haga político.